Teaching Philosophy

As an art educator, I strive to cultivate a classroom environment where students feel welcomed, valued, and empowered to listen, share, respect, and learn from each other. Above all, I aim to create a space where everyone belongs. Art-making is both rewarding and challenging, demanding significant physical and mental effort. Throughout my career as a designer, artist, educator, and community arts advocate, I’ve spent countless hours thinking, creating, questioning, traveling, experimenting, and especially, failing. I remind my students that failure is a sign of pushing beyond one’s comfort zone. I prefer the phrase “failing forward,” as I believe that embracing failure opens up new possibilities for growth and innovation.

I am not afraid to make mistakes or learn new skills, and this fearlessness has allowed me to exceed my own expectations. I encourage my students to draw on their life experiences and take risks, creating art that reflects their unique perspectives. My goal is to develop confident, socially-conscious artists who are not afraid to find their voice and embrace the process of creation.

To achieve this, I design flexible projects that invite students to explore topics that resonate with them while simultaneously teaching the technical skills they need to realize their ideas. Throughout my artistic journey, I’ve been fortunate to encounter mentors whose impact on me has been profound. The qualities of perseverance, passion, craftsmanship, and social justice advocacy that these mentors embodied are the same values I hope to instill in my students. I aim to inspire them to become not only skilled artists but also responsible citizens who continue to share their knowledge with future generations, creating an unbroken chain of learning and mentorship.

I believe my responsibility as an educator is to equip students with both the technical skills and the professional mindset needed to succeed in today’s competitive art and craft fields. To that end, I incorporate real-world practices into my classes, guiding students through research, conceptual development, and the creation of visual and written proposals for their projects. As an interdisciplinary artist, I work across various media—drawing, sculpture, video, installation, public art, and social practice—giving me the flexibility to teach across disciplines and encourage interdisciplinary thinking in the classroom. My aim is to ignite students’ curiosity and encourage them to explore the infinite possibilities of art, empowering them to develop their own unique content and ideas.

As an immigrant, I have personally navigated the challenges of inequality, adapting to a new culture, language, and lifestyle. These experiences have shaped me as both an artist and educator. I now have the privilege of being bilingual and immersed in diverse cultural traditions, from music to literature and cuisine. My bicultural perspective allows me to foster a classroom environment that celebrates diversity and promotes cultural sensitivity. This perspective is invaluable in my work with international, first-generation, and underrepresented students, creating a more inclusive and empathetic classroom where all students can thrive.

Filosofía de Enseñanza

Como educador en arte, me esfuerzo por cultivar un entorno en el aula donde los estudiantes se sientan bienvenidos, valorados y con la confianza para escuchar, compartir, respetar y aprender unos de otros. Sobre todo, busco crear un espacio donde todos sientan que pertenecen. La creación artística es una actividad tanto gratificante como desafiante, que requiere un esfuerzo físico y mental significativo. A lo largo de mi carrera como diseñador, artista, educador y defensor del arte comunitario, he pasado incontables horas pensando, creando, cuestionando, viajando, experimentando y, especialmente, fallando. Siempre les recuerdo a mis estudiantes que el fracaso es señal de que están saliendo de su zona de confort. Prefiero la frase “fracasar hacia adelante”, porque creo que al aceptar el fracaso se abren nuevas posibilidades de crecimiento e innovación.

No tengo miedo a equivocarme ni a aprender nuevas habilidades, y esta valentía me ha permitido superar mis propias expectativas. Animo a mis estudiantes a nutrirse de sus experiencias personales y a tomar riesgos, creando obras que reflejen sus perspectivas únicas. Mi objetivo es formar artistas seguros de sí mismos y socialmente conscientes, que no teman encontrar su voz y abrazar el proceso creativo.

Para lograr esto, diseño proyectos flexibles que invitan a los estudiantes a explorar temas que les interesan, al mismo tiempo que adquieren las habilidades técnicas necesarias para llevar a cabo sus ideas. A lo largo de mi trayectoria artística he tenido la fortuna de contar con mentores que me han marcado profundamente. Las cualidades de perseverancia, pasión, oficio y compromiso con la justicia social que ellos encarnaban son los mismos valores que deseo transmitir a mis estudiantes. Aspiro a inspirarlos para que se conviertan no solo en artistas hábiles, sino también en ciudadanos responsables que continúen compartiendo sus conocimientos con futuras generaciones, creando una cadena continua de aprendizaje y mentoría.

Creo que como educador tengo la responsabilidad de proporcionar a mis estudiantes tanto las herramientas técnicas como la actitud profesional necesarias para sobresalir en el competitivo mundo del arte contemporáneo. Por ello, incorporo prácticas profesionales en cada clase, guiando a los estudiantes en la investigación, el desarrollo conceptual y la elaboración de propuestas visuales y escritas para sus proyectos. Como artista interdisciplinario, trabajo en diversos medios—dibujo, escultura, video, instalación, arte público y práctica social—lo cual me brinda la flexibilidad para enseñar de manera transversal y fomentar el pensamiento interdisciplinario en el aula. Mi objetivo es despertar la curiosidad de los estudiantes y motivarlos a explorar las infinitas posibilidades del arte, dándoles las herramientas para desarrollar ideas y contenidos propios.

Como inmigrante, he vivido en carne propia los retos de la desigualdad, adaptándome a una nueva cultura, idioma y estilo de vida. Estas experiencias me han moldeado como artista y como educador. Hoy disfruto del privilegio de ser bilingüe y de tener acceso a las tradiciones culturales de distintos países, desde la música y la literatura hasta la gastronomía. Esta perspectiva bicultural me permite fomentar un aula que celebra la diversidad y promueve la sensibilidad cultural. Esta visión resulta especialmente valiosa al trabajar con estudiantes internacionales, de primera generación y de grupos subrepresentados, creando un ambiente más inclusivo y empático en el que todos puedan desarrollarse plenamente.